Casa Anjana en la vereda Santa Rosa, Subachoque, Cundinamarca.
Diseño arquitectónico y supervisión de obra: 250 m2. 2006. Director del proyecto: Juan Pablo Aschner. Estudios técnicos: Ingenio, Ingeniería Óptima Ltda. Constructor: Ausberto Munévar.
La casa Anjana resulta de la confluencia entre las variables del entorno físico y los intereses particulares de sus habitantes.
Construida en la parte alta de un predio que contempla desde occidente el valle de Subachoque, el proyecto para la Casa Anjana atiende en primera instancia a las determinantes físicas del entorno. A un lote de marcada pendiente, la casa responde con una huella alargada que sigue los contornos de las curvas de nivel. Selecciona vistas especificas del paisaje inmediato mediante ventanas encuadradas para tal fin, e invoca al interior vistas del paisaje lejano mediante ventanas corridas que en los dos costados de la casa, ofrecen por sus ángulos de observación, experiencias distintas. Para aprovechar el máximo de asoleación y luz natural la casa es angosta entre oriente y occidente y ofrece ventanas diferentes al naciente y al poniente. Mediante vegetación y un talud posterior se protege de los vientos y con cubiertas inclinadas responde a las fuertes lluvias del invierno.
Puesto que la casa es de un solo piso -contemplando su uso en la vejez- la extensión de su cubierta sirve también de terraza superior. Del programa de actividades para esta casa de 250 metros cuadrados, destaca sobre todas las demás, la acentuada afición de su propietario por el cine. La sala de proyecciones, equipada con todas las tecnologías acústicas y visuales del home-theater ocupa un lugar privilegiado de la casa. Queda clara por su distribución, la presencia central de un volumen relativamente ciego, elemento articulador entre las zonas sociales y privadas, centro compositivo de la fachada, presencia enigmática entre las dos alas de cristal. El cine es sin duda eje central y mediador de la edificación. Un segundo elemento articulador es el corredor. Concebido como deambulatorio de ventanas rítmicas en torno a un patio posterior, se planteó de manera que pudiese evocar en su propietario los años de juventud pasados en un Seminario religioso. El deambulatorio articula e integra todos los espacios, mediante una gradación que comienza en las áreas más sociales (oficina, cocina, BBQ, salón y comedor) y termina, pasado el home-theater, con las áreas más privadas (taller de cerámica, cuarto de huéspedes y cuarto principal).
La actividad última y la que justifica la presencia de la casa en el campo es la agricultura. El lote, pensado para el cultivo, es una provisión de colores propios de la tierra y de los vegetales. La casa no ha de quedarse atrás. Pensada en lo cromático desde los colores de los minerales, la arena y la tierra de los campos, cuenta con ventanería en lámina temperizada y paredes que denotan lo imperfecto y lo irregular empleando un producto denominado Concre-stain que aplicado directamente al pañete evidencia lo imperfecto e irregular de la mano humana.
La casa no pretende imponerse como un objeto ascético y urbano en medio del paisaje. Procura, quizás, hallar un contrapunto justo entre hombre y naturaleza, entre la regularidad escultural de las formas geométricas y la irregularidad pictórica de los colores de la naturaleza.
La casa Anjana resulta de la confluencia entre las variables del entorno físico y los intereses particulares de sus habitantes.
Construida en la parte alta de un predio que contempla desde occidente el valle de Subachoque, el proyecto para la Casa Anjana atiende en primera instancia a las determinantes físicas del entorno. A un lote de marcada pendiente, la casa responde con una huella alargada que sigue los contornos de las curvas de nivel. Selecciona vistas especificas del paisaje inmediato mediante ventanas encuadradas para tal fin, e invoca al interior vistas del paisaje lejano mediante ventanas corridas que en los dos costados de la casa, ofrecen por sus ángulos de observación, experiencias distintas. Para aprovechar el máximo de asoleación y luz natural la casa es angosta entre oriente y occidente y ofrece ventanas diferentes al naciente y al poniente. Mediante vegetación y un talud posterior se protege de los vientos y con cubiertas inclinadas responde a las fuertes lluvias del invierno.
Puesto que la casa es de un solo piso -contemplando su uso en la vejez- la extensión de su cubierta sirve también de terraza superior. Del programa de actividades para esta casa de 250 metros cuadrados, destaca sobre todas las demás, la acentuada afición de su propietario por el cine. La sala de proyecciones, equipada con todas las tecnologías acústicas y visuales del home-theater ocupa un lugar privilegiado de la casa. Queda clara por su distribución, la presencia central de un volumen relativamente ciego, elemento articulador entre las zonas sociales y privadas, centro compositivo de la fachada, presencia enigmática entre las dos alas de cristal. El cine es sin duda eje central y mediador de la edificación. Un segundo elemento articulador es el corredor. Concebido como deambulatorio de ventanas rítmicas en torno a un patio posterior, se planteó de manera que pudiese evocar en su propietario los años de juventud pasados en un Seminario religioso. El deambulatorio articula e integra todos los espacios, mediante una gradación que comienza en las áreas más sociales (oficina, cocina, BBQ, salón y comedor) y termina, pasado el home-theater, con las áreas más privadas (taller de cerámica, cuarto de huéspedes y cuarto principal).
La actividad última y la que justifica la presencia de la casa en el campo es la agricultura. El lote, pensado para el cultivo, es una provisión de colores propios de la tierra y de los vegetales. La casa no ha de quedarse atrás. Pensada en lo cromático desde los colores de los minerales, la arena y la tierra de los campos, cuenta con ventanería en lámina temperizada y paredes que denotan lo imperfecto y lo irregular empleando un producto denominado Concre-stain que aplicado directamente al pañete evidencia lo imperfecto e irregular de la mano humana.
La casa no pretende imponerse como un objeto ascético y urbano en medio del paisaje. Procura, quizás, hallar un contrapunto justo entre hombre y naturaleza, entre la regularidad escultural de las formas geométricas y la irregularidad pictórica de los colores de la naturaleza.