Concurso de ideas: Medellin 2030, ciudad soñada.
10/2010. 5INCO ARQUITECTOS, Claudio Rossi y Juan Pablo Aschner.
Nuestro proyecto para Medellín se basa en un principio elemental, base de las relaciones humanas y materiales: separar para unir. Partimos de la conciencia de que toda unión se forja en la separación y en la valoración del otro o de lo otro por su ausencia y su deseo ■ Porque anhelamos una Medellín plenamente integrada, aceptamos y valoramos su actual condición de ciudad escindida y separada en dos hemisferios por un río y potencializamos esta separación. Sabemos que los dos hemisferios de la ciudad se miran sin verse, se encaran sin conocerse y esto se debe, en parte, a que no se reconocen a sí mismos a través de su contraparte ■ Queremos que estos dos hemisferios que componen la ciudad y que se encaran, se enamoren y para ello proponemos que el río Medellín, que divide la ciudad, sea más que río; que sirva de mediador, de facilitador y detonante de una nueva y vital relación. Queremos generar lo contrario del muro que separaba Berlín (1), que separa Israel de Palestina o que distancia Estados Unidos de México (2). Deseamos contra restar la división profunda que señala Doris Salcedo con su grieta Shibboleth (3,4). PROPONEMOS UN GRAN VELO O CORTINA DE AGUA Y VAPOR CON UNA ALTURA CONSIDERABLE QUE EMERJA DEL PROPIO CAUCE NATURAL Y ATRAVIESE TODA LA CIUDAD. QUEREMOS QUE A TRAVÉS DE ESTE GRAN VELO DE AGUA SE ENTREVEA EL OTRO LADO, SE SUGIERA, SE INCITE Y SE ANUNCIE LO QUE ESTÁ MÁS ALLÁ COMO SE ANUNCIABA PARA ALICIA UN MUNDO DE MARAVILLAS A TRAVÉS DEL ESPEJO (5) ■ Deseamos crear una conciencia de lo que hay al otro lado del espejo. Queremos enfatizar que ese otro lado es como éste. Y puesto que ese otro lado se puede entrever pero no ver, podemos llegar a desearlo y anhelarlo. A través del velo visual y sonoro que procura el agua, las sutilezas arquitectónicas que determinan y fijan el aspecto de los estratos económicos y las diferencias sociales se desdibujan. Se ven solo contornos, luces y colores. El otro lado del espejo será un lugar sugerente; un lugar anhelado; un lugar a ser visto y explorado. Haremos de esta no una ciudad de la unicidad sino una ciudad pareja, una ciudad de amantes separados por un velo ambiental.
Nuestro proyecto para Medellín se basa en un principio elemental, base de las relaciones humanas y materiales: separar para unir. Partimos de la conciencia de que toda unión se forja en la separación y en la valoración del otro o de lo otro por su ausencia y su deseo ■ Porque anhelamos una Medellín plenamente integrada, aceptamos y valoramos su actual condición de ciudad escindida y separada en dos hemisferios por un río y potencializamos esta separación. Sabemos que los dos hemisferios de la ciudad se miran sin verse, se encaran sin conocerse y esto se debe, en parte, a que no se reconocen a sí mismos a través de su contraparte ■ Queremos que estos dos hemisferios que componen la ciudad y que se encaran, se enamoren y para ello proponemos que el río Medellín, que divide la ciudad, sea más que río; que sirva de mediador, de facilitador y detonante de una nueva y vital relación. Queremos generar lo contrario del muro que separaba Berlín (1), que separa Israel de Palestina o que distancia Estados Unidos de México (2). Deseamos contra restar la división profunda que señala Doris Salcedo con su grieta Shibboleth (3,4). PROPONEMOS UN GRAN VELO O CORTINA DE AGUA Y VAPOR CON UNA ALTURA CONSIDERABLE QUE EMERJA DEL PROPIO CAUCE NATURAL Y ATRAVIESE TODA LA CIUDAD. QUEREMOS QUE A TRAVÉS DE ESTE GRAN VELO DE AGUA SE ENTREVEA EL OTRO LADO, SE SUGIERA, SE INCITE Y SE ANUNCIE LO QUE ESTÁ MÁS ALLÁ COMO SE ANUNCIABA PARA ALICIA UN MUNDO DE MARAVILLAS A TRAVÉS DEL ESPEJO (5) ■ Deseamos crear una conciencia de lo que hay al otro lado del espejo. Queremos enfatizar que ese otro lado es como éste. Y puesto que ese otro lado se puede entrever pero no ver, podemos llegar a desearlo y anhelarlo. A través del velo visual y sonoro que procura el agua, las sutilezas arquitectónicas que determinan y fijan el aspecto de los estratos económicos y las diferencias sociales se desdibujan. Se ven solo contornos, luces y colores. El otro lado del espejo será un lugar sugerente; un lugar anhelado; un lugar a ser visto y explorado. Haremos de esta no una ciudad de la unicidad sino una ciudad pareja, una ciudad de amantes separados por un velo ambiental.